El pasado 31 de enero impartí en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM el seminario Historia Social de los filósofos españoles exiliados en México. El seminario tenía como objetivo presentar las líneas fundamentales de la investigación postdoctoral que llevaré a cabo en la UNAM durante este curso académico y el siguiente.
La sesión quedó articulada en tres grandes ejes: presentación de las diferentes fases de la investigación, justificación teórica del proyecto y turno de debate. 6 fueron las fases de investigación que propuse: construcción y delimitación del objeto de estudio, la acumulación primitiva, la ruptura y la guerra civil, la formación del campo filosófico del exilio, la evolución del campo filosófico del exilio y las tomas de posición política de los filósofos exiliados. En la segunda parte de la intervención planteé una serie de problemas teóricos derivados del enfoque metodológico desde el que pretendo desarrollar la investigación. Este enfoque coincide fundamentalmente con la propuesta que, sobre sociología de los intelectuales –y en concreto de la filosofía-, han desarrollado Pierre Bourdieu y sus sucesores en el Centre de sociologie européenne. Especialmente me centré en dos cuestiones claves: la posibilidad de efectuar un análisis sociológico del discurso filosófico y los vínculos que se establecen entre la trayectoria institucional e intelectual de los agentes filosóficos con las tomas de posición política que éstos operan.
Finalmente, en el turno de debate intervinieron varios investigadores del Instituto, quienes apuntaron diferentes aspectos relativos a la investigación y al enfoque teórico en el que ésta se sustenta. Gilberto Giménez contribuyó señalando la necesidad de ponderar en mi propuesta de investigación dos aspectos claves del proyecto bourdieusiano. En primer lugar, el peligro de una recaída en el determinismo como consecuencia de una antropología filosófica basada en la noción de habitus. ¿Cómo escapar a un “destino escrito” en las disposiciones incorporadas por los agentes? En este sentido, se recordó la necesidad de reconsiderar en la investigación el posible ejercicio de reflexividad crítica que los propios filósofos habrían podido llevar a cabo para hacer conscientes y controlar esos determinismos, lo que redundaría en una conquista de cotas de libertad y autonomía. En segundo lugar, el doctor Giménez advirtió la necesidad de evitar un cierto sociologismo que podría derivarse de una valoración del discurso filosófico como efecto exclusivo de la illusio, de una mera creencia social efecto de la doxa del campo; lo que llevaría a ignorar el valor cognoscitivo del propio discurso filosófico y el sentido que los propios filósofos daban a sus producciones.
Por su lado, Roger Bartra plateó tres cuestiones relativas a la aplicación del enfoque teórico sobre el objeto de estudio propuesto. Primero, sin cuestionar la coherencia del modelo teórico que presenté, el doctor Bartra indicó que a estas alturas de la investigación el modelo presentado podía servir para cualquier caso de exilio intelectual, lo que suponía obviar, en cierta manera, la influencia de la propia realidad objeto de estudio, o bien, cómo ésta indefectiblemente proporciona una particular textura al modelo teórico. En segundo lugar, se recomendó tener en cuenta una variable clave a la hora de valorar las tomas de posición política del exilio y sobre la que no había hecho mención en mi presentación: la importancia de la dimensión regional y nacional dentro de la realidad española. Finalmente el doctor Barthra advirtió la necesidad de mantener abierta la delimitación del objeto de estudio con el fin de incluir, no sólo a la población que el propio campo filosófico reconoce como filósofos, sino a aquellos intelectuales que, situados al margen del campo, pudieron realizar contribuciones que, vistas desde la perspectiva actual, se revelan de gran lucidez y pertinencia.
El doctor Julio Bracho señaló la necesidad distinguir dos dimensiones del problema a analizar: la intelectual y la específicamente institucional; concluyendo que la construcción del campo del exilio es un problema fundamentalmente de carácter institucional o académico. Por otro lado, se interesó por el volumen de población que, tras una primera aproximación, constituiría el objeto de estudio advirtiendo que su escaso número condicionaría la metodología y el enfoque de estudio; especialmente, señaló, por lo que a un estudio de clase social se refiere.
Finalmente, el doctor Carlos Aguirre me invitó a ahondar en las relaciones entre trabajo intelectual y campo político; orientando la cuestión hacia el caso concreto de la guerra civil y cómo este hecho externo al campo reconfiguró todo el entramado de la filosofía hispana condicionando la producción intelectual hasta la actualidad, de forma que –al contrario de lo en ocasiones puede decir de sí el propio discurso filosófico - el estado actual de la filosofía española es directo deudor de la experiencia de la guerra.
Aprovecho para agradecer la presencia de todos los asistentes al seminario y especialmente a los investigadores que intervinieron en el debate, realizando indicaciones que fuera de toda duda mejorarán el trabajo que ahora comienzo. Cualquiera de vosotros que esté interesado en el texto completo de mi exposición puede pedírmelo en mi dirección de correo electrónico: alejandro.estrella@uca.es
La sesión quedó articulada en tres grandes ejes: presentación de las diferentes fases de la investigación, justificación teórica del proyecto y turno de debate. 6 fueron las fases de investigación que propuse: construcción y delimitación del objeto de estudio, la acumulación primitiva, la ruptura y la guerra civil, la formación del campo filosófico del exilio, la evolución del campo filosófico del exilio y las tomas de posición política de los filósofos exiliados. En la segunda parte de la intervención planteé una serie de problemas teóricos derivados del enfoque metodológico desde el que pretendo desarrollar la investigación. Este enfoque coincide fundamentalmente con la propuesta que, sobre sociología de los intelectuales –y en concreto de la filosofía-, han desarrollado Pierre Bourdieu y sus sucesores en el Centre de sociologie européenne. Especialmente me centré en dos cuestiones claves: la posibilidad de efectuar un análisis sociológico del discurso filosófico y los vínculos que se establecen entre la trayectoria institucional e intelectual de los agentes filosóficos con las tomas de posición política que éstos operan.
Finalmente, en el turno de debate intervinieron varios investigadores del Instituto, quienes apuntaron diferentes aspectos relativos a la investigación y al enfoque teórico en el que ésta se sustenta. Gilberto Giménez contribuyó señalando la necesidad de ponderar en mi propuesta de investigación dos aspectos claves del proyecto bourdieusiano. En primer lugar, el peligro de una recaída en el determinismo como consecuencia de una antropología filosófica basada en la noción de habitus. ¿Cómo escapar a un “destino escrito” en las disposiciones incorporadas por los agentes? En este sentido, se recordó la necesidad de reconsiderar en la investigación el posible ejercicio de reflexividad crítica que los propios filósofos habrían podido llevar a cabo para hacer conscientes y controlar esos determinismos, lo que redundaría en una conquista de cotas de libertad y autonomía. En segundo lugar, el doctor Giménez advirtió la necesidad de evitar un cierto sociologismo que podría derivarse de una valoración del discurso filosófico como efecto exclusivo de la illusio, de una mera creencia social efecto de la doxa del campo; lo que llevaría a ignorar el valor cognoscitivo del propio discurso filosófico y el sentido que los propios filósofos daban a sus producciones.
Por su lado, Roger Bartra plateó tres cuestiones relativas a la aplicación del enfoque teórico sobre el objeto de estudio propuesto. Primero, sin cuestionar la coherencia del modelo teórico que presenté, el doctor Bartra indicó que a estas alturas de la investigación el modelo presentado podía servir para cualquier caso de exilio intelectual, lo que suponía obviar, en cierta manera, la influencia de la propia realidad objeto de estudio, o bien, cómo ésta indefectiblemente proporciona una particular textura al modelo teórico. En segundo lugar, se recomendó tener en cuenta una variable clave a la hora de valorar las tomas de posición política del exilio y sobre la que no había hecho mención en mi presentación: la importancia de la dimensión regional y nacional dentro de la realidad española. Finalmente el doctor Barthra advirtió la necesidad de mantener abierta la delimitación del objeto de estudio con el fin de incluir, no sólo a la población que el propio campo filosófico reconoce como filósofos, sino a aquellos intelectuales que, situados al margen del campo, pudieron realizar contribuciones que, vistas desde la perspectiva actual, se revelan de gran lucidez y pertinencia.
El doctor Julio Bracho señaló la necesidad distinguir dos dimensiones del problema a analizar: la intelectual y la específicamente institucional; concluyendo que la construcción del campo del exilio es un problema fundamentalmente de carácter institucional o académico. Por otro lado, se interesó por el volumen de población que, tras una primera aproximación, constituiría el objeto de estudio advirtiendo que su escaso número condicionaría la metodología y el enfoque de estudio; especialmente, señaló, por lo que a un estudio de clase social se refiere.
Finalmente, el doctor Carlos Aguirre me invitó a ahondar en las relaciones entre trabajo intelectual y campo político; orientando la cuestión hacia el caso concreto de la guerra civil y cómo este hecho externo al campo reconfiguró todo el entramado de la filosofía hispana condicionando la producción intelectual hasta la actualidad, de forma que –al contrario de lo en ocasiones puede decir de sí el propio discurso filosófico - el estado actual de la filosofía española es directo deudor de la experiencia de la guerra.
Aprovecho para agradecer la presencia de todos los asistentes al seminario y especialmente a los investigadores que intervinieron en el debate, realizando indicaciones que fuera de toda duda mejorarán el trabajo que ahora comienzo. Cualquiera de vosotros que esté interesado en el texto completo de mi exposición puede pedírmelo en mi dirección de correo electrónico: alejandro.estrella@uca.es
2 comentarios:
Hola Alejandro,
Gracias por el resumen. Todos los consejos eran muy buenos y tocan problemas centrales: conversión de las herramientas en cajas negras funcionalistas (habitus), ignorar que la población del campo es objeto de luchas (qué es o no un filósofo es algo problemático y más en esa época de fronteras poco definidas), relación de unos campos con otros en un contexto en que un acontecimiento de un campo (la guerra) tiene un efecto colectivo central.
Enlazo en mi blog.
Abrazos con levante
Publicar un comentario